DIVORCIOS Y SEGUNDAS JUVENTUDES
No es tan extraño que tras el divorcio haya muchas personas
que lejos de de caer en la tristeza se lanzan a una especie de segunda
juventud, aunque quién sabe si no será precisamente como vía de escape de esa
tristeza precisamente, o sencillamente porque llegada una edad uno se hace más
plenamente consciente de la fugacidad del tiempo, de su irreversibilidad y le
entran las prisas por aprovecharlo, incluso quizá por recuperar el tiempo
perdido.
Podría pensarse inicialmente que después de una experiencia tan
difícil como un divorcio que de lo que menos ganas quedan es de volver a
lanzarse por los toboganes del amor y la pasión, que personas que ya pasaron su
juventud y que tienen la vida hecha se dedicarán a cualquier otra cosa, que sus
intereses estarán por otros derroteros, pero lo cierto es que muchas personas
no siguen esa actitud tras el divorcio, sino que parece que volvieran a esa
edad en la que las emociones y la sensualidad ocupan una gran parte de nuestros
intereses, casi como si fueran adolescentes una vez más, y es que la vida
continúa.
Estamos hablando de personas de cierta edad a la que la edad
parece ser lo último que importa. “La vida es corta”, se dirán a sí mismas, por
lo que es sorprendente ver cómo a la hora de la verdad personas de cierta edad
son más desinhibidas que otras mucho más jóvenes.
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